Artistas reflexionan sobre el feminismo, el lenguaje inclusivo y el disentimiento

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Durante la charla: “Construir una voz con historias”, organizado por el Festival Cervantino y Colección FEMSA, tres representantes de las artes hablaron sobre cómo abordan temas como el lenguaje inclusivo, la cuerpa, y la invisibilización de la mujer en la historia.

Esta tarea corrió a cargo de: Abril Zales, directora y curadora de La Cresta, un laboratorio de investigación y experimentación en Monterrey, Nuevo León; Isabel Zapata, cofundadora de Ediciones Antílope y autora del libro “Las noches son así”;  Mónica Mayer, artista del performance, la intervención y el dibujo; así como de Rocío Corona, historiadora por la Universidad de Guanajuato y docente por dicha institución, quien fungió como moderadora.

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Durante la charla se habló sobre cómo los relatos hegemónicos han desconocido la pluralidad en la participación histórica, a través de la disminución o incluso ausencia de la mujer.

De acuerdo con Isabel Zapata “lo que está en juego es la posibilidad y responsabilidad de escuchar voces que durante mucho tiempo han estado silenciadas y opacadas por las voces hegemónicas, de alguna manera”.

Indicó que la pausa que ha permitido la pandemia implica un cambio necesario  y recordó el dicho en inglés que dice “Tener una voz en algo” (to have a voice in something), que hace alusión a la fuerza que reside cuando se tiene una voz.

“Todos tenemos voz, aquí es ¿a qué voz se está privilegiando?”, reflexionó.

 

Tomar la voz

Por su parte, la artista creadora de los tendederos de denuncia Mónica Mayer puso en la mesa la forma en la que se habla actualmente del feminismo de décadas anteriores.

“Siempre oigo esta historia desde el feminismo, de que la historia del feminismo ha sido blanca, de Estados Unidos, de Europa, etcétera, y yo que andaba por ahí en los setentas y veía todo lo que pasaba y veía a las feministas desde México y desde Angola y desde Cuba y desde las chicanas y las negras en Estados Unidos…que veía todo lo que estaba pasando, yo sé que no es cierto. Yo sé que había un feminismo que ahí estaba”, indicó.

Dijo que ese feminismo no “ha quedado” por dinero y porque quienes hacen historia se basan solo en algunas fuentes, por cuestiones de practicidad y económicas. “Entonces nos borran doblemente”, agregó.

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Habló sobre cómo las artistas se visibilizan al hacer un trabajo, presentarlo, documentarlo, archivarlo y reactivándolo para evitar los procesos de ser borradas.

“Para mí el feminismo ha sido precisamente ese aprender, a escuchar a las otras y a tener una voz. Porque el ejercicio básico del feminismo era el pequeño grupo, ese pequeño grupo en conciencia en donde nos sentábamos, con nuestras diferencias,  cada una con el mismo tiempo y con el mismo espacio a hablar de un tema sin ser juzgadas, sin estar bien o mal, sino compartiendo nuestra experiencia. Que es una dinámica que se usó en los grupos en China y se usa en muchas comunidades indígenas en México.

Habló cómo con su trabajo artístico abordó la problemática actual de la maternidad, siendo que el aborto ya era legal en la Ciudad de México, a través de una manifestación que hablara de las diversas voces, pues su postura no es igual a la de alguien que no tiene a anticonceptivos y es menor de edad.

Asimismo de cómo mediante su proyecto  Archiva, ha documentado trabajos de 50 artistas que se asumen como feministas. “La voz nadie nos la va a dar, la voz la tenemos que tomar”, dijo.

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La cuerpa

El hablar de la cuerpa es hablar del cuerpo en femenino, lo que para muchas personas resulta en un conflicto, al igual que otras, otros y otres. Al respecto, Abril Zales compartió cómo “trabajar con la cuerpa es hablar desde ti como creadora o desde mí como creadora”.

Señaló que el eje medular de su trabajo es el cuerpo y la corporalidad, por lo que ha trabajado con hombres, mujeres y el espectro LGBTTTIQ+, donde cada uno tiene una aproximación distinta.

Señaló que su trabajo surge por un interés de hablar desde una visibilización del cuerpo, generando una grieta en donde no fuera solo ella quien hablara de su cuerpo, sino entrar en diálogo con otros artistas visuales que también tienen un diálogo con éste desde su bagaje, lo que ha generado que los proyectos se hilen de una manera orgánica.

Indicó que al haber practicado yoga, gimnasia, danza contemporánea y tener el parto de sus hijas, ella misma se coloca en un papel en donde encuentra el valor del dialogar con su cuerpo, por lo que hablar de la cuerpa “es resignificar el concepto de cuerpo, de ese cajón en el que se tiene. Cuestionar el lenguaje es generar una ola”.

 

El lenguaje

Sobre el lenguaje y las transformaciones, Isabel Zapata dijo: “hay esta idea conservadora pero muy extendida de que el lenguaje responde a los cambios que hay en el mundo y que las cosas se mueven y que el lenguaje sigue a las cosas que se mueven o reacciona a los cambios,  cuando en realidad el lenguaje es un motor de cambio. Primero tiene que cambiar el lenguaje, o más bien a través de los cambios en el lenguaje se van moldeando y van cambiando las cosas fuera del lenguaje.  Las palabras son algo vivo que va reconfigurándose todo el tiempo”.

Compartió que el lenguaje inclusivo incomoda un poco, incluso a ella y no por lo que significa, sino al tratar de decirlo en voz alta o escribirlo porque involucra un esfuerzo más, pero que está bien pues la incomodidad es parte de la función que tiene.

“Habría que observar esa incomodidad y no huir de ella”, indicó.

Por su parte Mónica Mayer señaló que al revisar sus textos se ha dado cuenta de cómo ha cambiado el lenguaje inclusivo, lo cual le parece fascinante cómo lo abordan las nuevas generaciones. Por lo que indicó que al cuestionar y esforzarse es como se dan los cambios.

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Voz colectiva

REGIÓN MX cuestionó a las artistas sobre cómo a veces parece que los diversos esfuerzos que hay para visibilizar a las mujeres están en conflicto, si se pueden para lograr un mayor avance y cuál sería la propuesta.

Al respecto, Mónica Meyer señaló que ella no sabe dónde está el conflicto. “Entre más esfuerzos hay y desde más lugares, mejor. Porque son muchas las capas de la realidad que tenemos que permear. Entonces es importante que haya visibilización desde los académico, lo político, desde lo artístico, lo personal; desde todos los frentes posibles y en todo momento.

Pues sí, a veces va a haber contradicciones y va a haber oposiciones y distintos puntos de vista, pero qué bueno, así crecemos y así nos vamos enriqueciendo”.

Por su parte Isabel Zapata dijo:

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“Parece que no tenemos permiso para disentir. Me acuerdo mucho que en la estela del Me Too, de esta gran bomba del Me Too que hubo el año pasado como por marzo, al menos en el ámbito literario, que hubo un mes muy intenso de Me Too escritores y que yo escuchaba muchos comentarios de, lo que decía Mónica. Sí, conflicto porque pues somos seres humanos. La pregunta es ¿podemos unificarnos? No y no vamos a unificarnos ni tenemos por qué.

Hay este reclamo de: a ver cómo arreglan su desmadrito eh porque ¿ya vieron cómo se están peleando entre ustedes? Y esta cosa de: es que la mujer es la peor enemiga de la mujer. ¿Por qué tendríamos que no responder a la naturaleza esencial humana de disentir entre nosotras y cómo que se nos acusa de pronto en los movimientos –y me acuerdo muchísimo cómo hasta parecía que disfrutaban (diciendo) uy ya se están peleando, ¿ya vieron- pues sí obviamente vamos a discutir y eso no quiere decir que no estemos avanzando”.

Mientras que Abril Zales señaló:

“La connotación activa de entrar en conflicto pues tal vez no es la única connotación que hay, eso genera muchas más cosas y lo importante de visibilizar las voces y entrar en comunicación y  diálogo, es justo eso de escuchar a quienes actúan diferente, a quienes ejercen su práctica de manera diferente.”

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Finalmente las tres coincidieron en que si las cuotas de género sirven como un paso o cadena para avanzar es bienvenido, pues aunque la motivación sea de otra índole como la moda, hay que tomar esos espacios pues existe un rezago histórico. En este sentido Meyer recordó como en 1975 se realizó la primera exposición con motivo del primer año internacional del Día de la Mujer y la Conferencia Mundial de la Mujer en la CDMX, en el Museo de Arte Moderno, y que consistió en hombres pintando mujeres, por lo que destacó que sí ha habido avances. Incluso ahora ella y otras artistas han trabajado para que haya un protocolo en los eventos culturales, donde las mujeres participen en todas las áreas, no solo en lo visible, sino también tras bambalinas.

 

 

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