Por: Iván Trujillo
En un túnel ubicado a tan solo unos metros de la sala de conciertos Bridgewater Hall se presentó Wu Lyf, banda originaria de Manchester que con su álbum debut “Go tell fire to the mountain” comienza a hacer ruido en la escena de la música independiente del Reino Unido.
A pesar de ser parte de las presentaciones del Festival Internacional de Manchester y de encontrarse en un espacio poco común para este tipo de eventos, el concierto de Wu Lyf se siente y se vive como si fuera una presentación más al interior de uno de los múltiples bares de la ciudad en un sábado por la noche. Las paredes de ladrillo de túnel en ocasiones se asemejan a aquellas de los bares de esta misma ciudad, donde cada semana bandas como la que hoy se presenta buscan foguearse y generar una base de fans que más adelante los lleve al estrellato. Al centro del túnel, justo enfrente del escenario, se encuentra la cabina de audio, desde donde cuatro proyectores envían las mismas imágenes utilizadas en el video “Split It Concrete Like The Colden Sun God” hacia las paredes. A la entrada del túnel, justo al lado de una concesionaria de autos Alfa Romeo, se ha instalado un pequeño bar y una línea interminable de baños portátiles, junto a los cuales se reúnen varias decenas de personas que aún en pleno concierto deciden que vale la pena salir platicar un poco mientras se fuman un cigarrillo.
Dentro del túnel los asistentes al concierto muestran los mismos rostros que se encuentran en los bares del famoso “Northern Quarter” de la ciudad. Jóvenes adolescentes que atienden a sus primeros conciertos, rockeros de corazón a quienes no les importa que los años hayan pasado, hipsters, universitarios, geeks y punks, todos esperando pacientemente a que la banda se presente. El apoyo musical corre a cargo de la banda local Hot Bone (trash metal potentemente interpretados con solo una batería y una guitarra), el acto solista de Gwylim Gold (ex vocalista de los Golden Silvers) y la presentación del canadiense de origen taiwanés Dirty Beaches (una guitarra, una caja de sonidos y toda la actitud del mundo), quienes a pesar de recibir una reacción positiva por parte del público, no dejan de ser considerados por el grueso de los asistentes como poco más que música ambiental.
Cuando finalmente Wu Lyf sale al escenario se percibe que estamos ante una banda distinta a las demás. No sólo es un enigma para la prensa (difícilmente conceden alguna entrevista y buscan que se sepa lo menos posible sobre el proyecto), sino que su música es a veces melancólica, a veces bailable y siempre con la particular voz de Elle Jaie, quien también se encarga de los teclados. No pasa mucho tiempo antes de comience el body surfing entre los más adelantados de la audiencia, y aunque intenta ser inmediatamente detenido por los miembros de seguridad del evento, el apoyo del público y de los miembros de la banda hacen que los surfistas de cuerpo no sean echados del lugar.
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A medida de que pasan los minutos, el concierto no pierda su fuerza y a pesar de que varios de los asistentes dejan el concierto cuando la banda deja el escenario antes de regresar para el encoré (llámenlo falta de experiencia o paciencia), el concierto llega a su fin al más puro estilo de Manchester cuando Elle Jaie salta al público para ser cargado por la marea de manos humanas que lo esperan debajo del escenario. Sin duda, el perfecto final para la presentación más representativa de Manchester, en la que banda, ciudad y público son uno y lo mismo.
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