Snoop Dogg Doggystyle en el Teatro Apollo #reseña

Música
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Por: Iván Trujillo

 

Es una tarde de julio por la noche y el Teatro Apollo de Manchester se preparara para la visita de Snoop Dogg como parte del Festival Internacional de la ciudad. A pesar de ser uno de los tres eventos que más llaman la atención del festival, la presentación de Snoop Dogg se aleja del aire solemne y mágico de las presentaciones de Damon Albarn (Dr. Dee) y de Björk (Biophilia). 

La  venta de comida rápida a precios elevados y la presencia de mercancía pirata son muestras indudables de que esto es un verdadero concierto, y aunque los jeans y las chamarras de piel que porta una buena parte de los asistentes nos recuerda que estamos en la ciudad que vio nacer a  Joy Division, los Stone Roses y Oasis, entre otros,  la presencia de las playeras extra grandes de equipos de la NBA y las cadenas de oro son una clara muestra de que quien se presenta esta noche es una de las más grandes estrellas de hip hop. No sólo eso, sino que lo hace interpretando su primer material discográfico incluyendo a varios de los músicos invitados originales.

Ya adentro, el escenario refleja los elementos visuales característicos de los 90’s con una pantalla gigante mostrando una pared de ladrillo rojo. Delante de la pantalla sólo se encuentra una banca con algunas sillas, una bicicleta y un hidrante amarillo, recreando la portada del que fuera en 1993 su aclamado debut “Doggystyle”.

Los minutos pasan y a pesar de que algunos problemas técnicos con la pantalla parecen retrasar la salida de quien fuera el protegido favorito de Dr. Dre, la gente no desespera y decide pasar el tiempo luchando por acercarse lo más posible al escenario. Sin embargo, tras poco más de 20 minutos y luego de tres entradas en falso,  el concierto da inicio ante un Teatro Apollo a reventar.

 

Rápidamente la gente se pone de pie y empieza a bailar al ritmo de viejas canciones como “G Funk” y “Gin and Juice” mientras la pantalla gigante muestra videos en los que Snoop Dogg se interpreta a sí mismo como un jefe de la mafia. La presentación sigue el mismo tono de las canciones que han marcado no sólo Doggystyle, sino el resto de su carrera discográfica: una amplia mención a su vida como gángster, sus mujeres y el consumo de mariguana, misma cuyo aroma inunda el teatro aún desde antes de que el concierto de inicio. Sin duda el punto más alto de la noche llega cuando la gente comienza a bailar la tan esperada “Who am I (What’s my name)”, aunque también algunas sorpresas como “Drop it like is hot” y un breve cover a “Jump around” de Cypres Hill hacen que los asistentes no tengan otra opción sino bailar durante las casi dos horas de duración del concierto.

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Claramente “Doggystyle” cambió muchas cosas y estableció nuevos parámetros para el Hip Hop en la década de los noventas, y aunque Snoop Dogg no es el mismo de 1993 aún tiene el carácter y la energía que lo caracterizan y no sólo eso, sino que dentro del escenario mostró más autenticidad que muchos de quienes recién comienzan su carrera musical cubiertos por una estela de arrogancia e incluso de quienes ante el afán de mostrarse como unos dignos representantes del hip hop de antaño caen en clichés que terminan por ser embarazosos. Afortunadamente, Snoop Dogg, gángster o no, mantiene no sólo el talento, sino el carisma y el poder de atracción que lo hicieran una estrella de la mano de Dr. Dre hace ya casi veinte años.

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