México es el segundo país en Latinoamérica con estrés hídrico, tan solo después de Chile.
El país pasó rápidamente de tener niveles aceptables en el 2017 a tener una proyección de serios problemas para el 2040. El alto consume por parte de los mexicanos tampoco ayuda, pues éste es de 1,978 m3 por persona al año, comparado como el promedio mundial de 1,385 m3.
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De acuerdo con el mapa de la Conagua, una parte del Estado de México y la Ciudad de México ya no tienen disponibilidad de acuíferos. Las aguas del Valle de México tienen un déficit del -836.91 hm3 y la Ciudad de México tiene solo un acuífero el "Zona Metropolitana de la Cd. De México", que se encuentra en calidad de sobreexplotado.
Mientras que el Estado de México tiene 9 acuíferos, de los cuales 4 están en este estado de alerta: Valle de Toluca, Chalco-Amecameca, Texcoco y Cuautitlán-Pachuca. Siendo los de Villa Victoria-Valle de México, Tenancingo, Polotitlán, Ixtlahuaca-Atlacomulco y Temascaltepec, los que aún no están en dicha condición de agravio.
En el 2011 el acuífero de la CDMX tenía una disponibilidad de -597.4 hm3, que en el 2020 se transformó en -507.2 hm3.
La disponibilidad de los acuíferos del Estado de México también se ha precarizado conforme pasan los años, aumenta la población, no se invierte en infraestructura, así como se siguen descartando prácticas sustentables. Esto, a pesar de que en el año 2011 la entidad tenía 5 acuíferos sobreexplotados, lo cual se transformó en 4 en el año 2020.
En lo que respecta a la calidad del agua subterránea, en el 2017 a nivel nacional se contaba con 5,028 sitios de monitoreo de la calidad del agua operados por Conagua en todo el país, considerándose principalmente tres indicadores: Demanda Bioquímica de Oxígeno a 5 días (DBO5), Demanda Química de Oxígeno (DQO), Sólidos Suspendidos Totales (SST) y Coliformes Fecales (CF).
En este sentido, la Demanda Bioquímica de Oxígeno es el parámetro que mide la cantidad de dioxígeno consumido al degradar la materia orgánica de una muestra líquida; y los SST son el material constituido por los sólidos sedimentables, los sólidos suspendidos y coloidales que son retenidos por un filtro de fibra de vidrio con poro de 1,5 µm.
Mientras que los coliformes fecales son un subgrupo de bacterias coliformes totales; son un grupo de bacterias asociadas con la materia fecal de los organismos de sangre caliente. Residen en los intestinos de organismos de sangre caliente y se transmiten al medio ambiente a través de excrementos fecales. (Sawakinome; 2021)
Los resultados para 2017 mostraban que tenían una calificación de Excelente el 53.6% de los sitios para DBO5, el 18.5% para DQO, el 58.1% para SST y para Coliformes Fecales el 24.9%. Para el resto de los sitios su calificación variaba de Buena Calidad a Fuertemente Contaminada.
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Clasificación:
- Fuertemente contaminada (DBO5 > 120 mg/l
- Contaminada (DBO5 >30 y ≤ 120 mg/l
- Aceptable (DBO5 >6 y ≤ 30 mg/l
- Buena calidad (DBO5 > 3 y ≤ 6 mg/l
- Excelente (DBO5 ≤ 3 mg/l)
Los resultados para 2017 mostraban que tenían una calificación de Excelente el 53.6% de los sitios para DBO5, el 18.5% para DQO, el 58.1% para SST y para Coliformes Fecales el 24.9%. Para el resto de los sitios su calificación variaba de Buena Calidad a Fuertemente Contaminada.
2019
La mayoría de las estaciones en los cuerpos de agua monitoreados en el Valle de Toluca y México, del Estado de México presentan una clasificación de Fuertemente Contaminada (rojo), como lo son: Río Lerma, Canal Totoltepec, Canal Santo Tomás, Río Tlalnepantla (Presa Madín), Río de los Remedios (Puente de Vigas), Emisor Poniente, el Gran Canal, y el Río de la Compañía (Puente Xochiaca).
Es de recalcar que el Río Lerma presenta casi la totalidad de los puntos de monitoreo en niveles de Contaminada (naranja) y Fuertemente Contaminada.
Por su parte la CDMX presenta dos puntos en rojo: Río Churubusco (entrada al Lago de Texcoco) y Río San Buenaventura (Río Buen Aventura).
En el año 2011 las Aguas del Valle de México registraban 39 sitios: 30 de agua dulce, 8 de agua ligeramente salobre y 1 de agua salobre.
El agua salobre es agua con niveles de salinidad entre agua de mar y agua dulce. Se encuentra donde el agua superficial o subterránea se mezcla con el agua de mar, en profundos “acuíferos fósiles”, y donde la sal se disuelve de los depósitos minerales acumulados con el tiempo a medida que la precipitación se filtra en los acuíferos. (Fluencecorp; 2020)
Aunque para el año 2019 las mismas contaban tan solo con 21 sitios: 13 sitios con agua dulce, 6 con agua ligeramente salobre y 2 con agua salobre.
PRESAS
¿Qué dicen los números? El cambio climático ha jugado un papel preponderante en cuanto a la sequía, aunque esto no se debe de ver como algo pasajero, pues es algo que ya está aquí y que se va a acentuar en los años venideros.
Al 22 de marzo del 2021 el volumen de almacenamiento de las presas del Estado de México es de 429.4 hm3; en el mismo día del año pasado era de 624.7 hm3; en el de 2019, de 731.8 hm3; para el 2018, era de 675.6 hm3; en el del 2017, de 740.6 hm3; en el año 2016 de 739.2 hm3; mientras que en el 2011, fue de 660.3 hm3.
La precipitación pluvial normal mensual para la región hidrológica del Valle de México fue de 606.0, de los años 1971 a 2000, y en el 2019 de 410.7. Es decir, sí ha habido una disminución pero la precipitación pluvial siempre ha fluctuado a través de los años, nunca se ha tenido una cifra similar.
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Las autoridades se han excusado en el bajo volumen de las presas frente a las demandas ciudadanas por el desbasto de agua. Sin embargo la creciente contaminación y extracción de los cuerpos acuosos es un tema que evaden y del que son totalmente responsables.
REMEDIOS CAROS Y CONTAMINANTES
Para abatir la escasez de agua en el Valle de México las autoridades han anunciado la perforación de pozos y el aumento en la extracción, sin embargo los datos arriba mostrados dan cuenta de que esto es inviable a mediano y largo plazo. Siendo una política “curita” para paliar las demandas ciudadanas.
Esto se une a las acciones que algunos ayuntamientos han emprendido para “racionar” el agua e incluso despojar del vital líquido a las comunidades más desprotegidas como lo son las indígenas, a fin de abastecer a los más privilegiados, en el entendido de que un privilegio es la obtención de un beneficio por encima de los demás, a pesar de que ante la ley todos somos iguales.
Aún más preocupante resultan los planes a nivel nacional. Un ejemplo de esto son las plantas de desalinización del agua de mar como la de Los Cabos, en Baja California Sur, debido a los exorbitantes costos económicos y medioambientales.
Ésta tendrá la capacidad de purificar 250 litros de agua por segundo y su costo excederá los 55 millones de dólares.
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La mayoría de las plantas de este tipo se encuentran en las Baja Californias y Quintana Roo, y aunque esto parece una excelente idea, los problemas con esta solución son los mismos que México arrastra en las fuentes de agua actuales: la contaminación y el mal manejo de los residuos.
El proceso de desalinización más usado en el país es el de destilación termal, a pesar de que no hay una regulación eficiente para el manejo de sus residuos, específicamente la salmuera tóxica.
Este tipo de plantas arrojan al mar 1.5 litros de salmuera hipersalina por cada litro de agua dulce, lo que impacta de manera negativa a los ecosistemas marinos y como consecuencia a toda la cadena alimenticia.
Es claro que la planeación urbana, el modelo de consumo, algunas concesiones de cuerpos de agua, así como su tratamiento, y la omisión en la aplicación de sanciones a quienes contaminan el vital líquido son fundamentales para tener un mejor aprovechamiento del mismo. De nada sirve seguir extrayendo agua o desalinizarla si ésta va a ser contaminada antes de ser usada, si para su producción se contamina todo lo que está alrededor creando otro tipo de problemas de salud, o si se prefiere dar un contrato para una empresa que utiliza galones de agua para crear un pequeño producto, en lugar de abastecerla a quienes la necesitan para sobrevivir.
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Las autoridades son responsables de aplicar las sanciones correspondientes, pues al ser omisas se convierten en cómplices de la violación de un derecho fundamental de los mexicanos. Asimismo es preponderante la aplicación obligatoria de prácticas sustentables, empezando por los inmuebles gubernamentales, sin que esto quede a “contentillo” de la autoridad en turno o como una recomendación de “buenas prácticas”.
Imágenes: Conagua
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