Ambientada en las colonias populares de Monterrey, Nuevo León, Ya no estoy aquí cuenta la historia de Ulises, un joven de 17 años que pertenece a los Stars, un grupo formado por diversas pandillas y que por una situación inesperada tiene que irse de mojado a EEUU, cuestionando su pertenencia que solo se entiende en ese pequeño rincón que de pronto parece tan lejano.
El protagonista es el líder de Los Terkos, un grupo de niños y jóvenes que parecen mantenerse al margen, en lo posible, de la violencia que los rodea y cuya vida gira alrededor de la contracultura Kolombiana en la que son imprescindibles los sonideros, las cumbias rebajadas, los santos, los símbolos y el acordeón.
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La pasión de Ulises (Juan Daniel García Treviño) está en el baile, la ropa, el lenguaje y todas las variantes que marcan la diferencia entre un grupo y otro, entre el nosotros y ellos; están los kolombias y luego los demás.
Sin más pretensiones que mostrar una realidad que subyace en una de las ciudades más importantes y adineradas de México, Ya no estoy aquí usa recursos como el contexto político, la migración, el amor y la inseguridad, sin caer en la típica película mexicana cliché que a base de estereotipos intenta iluminar al público.
En la actualidad este movimiento que fusiona la cumbia-norteño y el estilo cholo, por lo cual también fueron conocidos como cholombianos, ya no está en auge como lo fuera en la década de los 90’s y la primera década del 2000, sin embargo resulta en una buena aproximación a la realidad de una minoría que buscó su individualidad para mantenerse a flote.
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Ésta es una película dirigida por Fernando Frías, ganadora del Festival Internacional de cine de Morelia en 2019, que consiguió ser distribuida este año a través de la plataforma Netflix y definitivamente es una excelente opción para quienes gusten de este tipo de filmes.
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