Colombia: guía de viaje

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Por: Julio López

Colombia, un país que algunos creen que es igual a todo en Sudamérica, otros se quedaron con la idea de que es la casa de personas como Pablo Escobar aunque la gran mayoría cree que es verdaderamente un país mucho más pobre y nada desarrollado y que es muy peligroso ir allá y más aún si se hace un viaje con la mochila al hombro, esto a pesar de que no es que vivamos en el país más rico, desarrollado y si quiera seguro del planeta, pero bueno… Con el fin de investigar y de que nadie me cuente y aprovechando una super oferta que encontré en internet (boleto redondo en 3500 mxn!!!) me colgué mi mochila, me puse mis zapatitos de explorador y me cargue mi cámara.

Primero lo primero, Colombia aún usa los pesos como nosotros solíamos hacerlo hace décadas, me refiero a cuando un peso eran mil pesos, por lo tanto puede ser algo sorpresivo e intimidante cuando el taxista que te lleva del aeropuerto a tu hostal te cobra 33,000 pesos o una merienda en el Oxxo (porque por alguna extraña razón hay Oxxos pero no 7/11) compuesta por un par de empanadas y un jugo cuesta 8,125 pesos, pero una vez que se hace la conversión, uno se da cuenta que el taxista le ha cobrado 264 pesos mexicanos y la cena nada saludable pero muy rica fue de solo 65 mxn.

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Una vez superado el tipo cambiario me dispuse a ver Bogotá, esperando que todos los clichés y prejuicios de la gente son solo eso. Ni bien diez minutos después de haber empezado a caminar me di cuenta de lo equivocado que estaban todos; Bogotá puede ser un lugar bastante diferente a la Ciudad de México, aunque en realidad es mucho más parecido de lo que todos creen, es una urbe enorme con problemas de tráfico, movilización urbana y contaminación, pero también es una ciudad más verde que la nueva CDMX.

 

Comparaciones hechas y aparte, no hay mucho que hacer en Bogotá a menos claro que uno viva ahí, pero atracciones turísticas no es lo que le sobra, hay lugares bastante lindos en los alrededores de la ciudad, pero a lo mucho les tomara tres días recorrer la capital de Colombia y sus alrededores como la catedral de sal (es literal) en Zipaquira o la laguna de Guatavita, dentro de la ciudad esta obviamente el centro histórico en donde pueden ver la plaza de Bolívar con la catedral Primada a las faldas del cerro de Monserrate, frente a ella la alcaldía de la ciudad y flanqueada por los edificios de los poderes políticos de Colombia, y bastante cerca la casa de Nariño, residencia oficial del presidente de la República de Colombia, cerca también están los Museos de El Oro, el Nacional y el conjunto del Museo Botero, de arte del Banco de la República y el de la Moneda, frente a estos esta la biblioteca Luis Angel Arango y una sala de conciertos.

 

Arquitectónicamente es muy diferente el asunto, los colombianos gustan de usar el ladrillo cocido, ese ladrillo naranja rojizo que aquí no es muy usado, en cambio allá como el celebre Rogelio Salmona decía: “se hace con el barro y da trabajo a mucha gente, (...) es un material que usan con munificencia los albañiles bogotanos, (...) su color es variable, de acuerdo con la luz y crea destellos de luz y sombras muy bellos, (...) y la arquitectura de ladrillo está relacionada con la vegetación bogotana; es una de las tradiciones de la ciudad, usar en forma adecuada su vegetación”. El mejor ejemplo de esto son las Torres del Parque, un conjunto de edificios en el barrio de La Macarena, pero es el uso del ladrillo lo que le da un toque de distinción no solo a Bogotá, sino a toda Colombia, en verdad que se ve todo mucho mejor, incluso los barrios pobres se ven con mucha más clase de lo que alguna vez lugares como Peñón de los Baños pudieran aspirar a ser.

 

Una historia muy diferente es el Eje Cafetero, una región a unas 11 o 12 horas en bus desde Bogotá. Es una zona de la región andina de Colombia, como ya podrán imaginarse es donde se produce el célebre café colombiano; no pregunten o esperen una reseña del café porque no lo probé, tiene un efecto similar a la taurina pero bastante desproporcionado en mi cuerpo. Pero ese no es el punto, el punto es que no solo hay café acá, la zona está compuesta por tres ciudades principales (Manizales, Pereira y Armenia) y varios pueblos. De las tres la más boyante es Pereira, pero Manizales es bastante más linda y Armenia aún se recupera de un terremoto 6.4 grados en 1999. Yo hice de Salento mi base temporal, el pueblo se encuentra a unos 25 o 30 km de Armenia, pero las tres ciudades están separadas entre sí por autopistas que les tomara un par de horas entre cada una, así es que es su decisión donde quedarse, yo les recomiendo Manizales. Una vez aquí qué es lo que pueden hacer se preguntan. Pues para empezar pueden salir de las tres ciudades hacia uno de los pueblos, rentar una bici o “jeepear” y visitar alguna hacienda donde les expliquen todo el proceso del cultivo y procesamiento del café, cerca de Salento se encuentra el Valle de Cocora, que es la entrada a su vez del Parque Nacional Natural Los Nevados, el cual en verdad es de los lugares más hermosos que tenido el placer de visitar en mi vida, eso sí, si el ecoturismo no es lo suyo y con la caminata de su casa a la tienda de la esquina se cansaron, entonces deberían pensar dos veces antes de ir a esta región hermosa.

 

Luego de pasar una semana en el Eje Cafetero me dirigí hacia Medellín, la ciudad de la eterna primavera dicen ellos, la verdad es que no tiene comparación con nuestra ciudad que tiene el mismo sobrenombre, para empezar Medellín es mucho más grande y bastante más organizada que Cuernavaca e incluso la misma Bogotá y en segunda el clima puede ser algo húmedo para mi gusto.

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Equiparaciones y refunfuños míos aparte, Medellín es una ciudad linda para caminar o para andar en su eficiente metro y luego tomar alguno de los dos teleféricos que hacen las veces de líneas secundarias y si bien les puede dar miedo o simplemente no encuentran atractivo bajar en alguno de los barrios por los que pasan pueden bajar en la estación de Acevedo, subir hasta la última parada del “metrocable” y tomar un segundo teleférico que los llevara hasta el parque Arví, una vasta reserva natural 16,000 hectáreas de bosque fresco y aire limpio para pasar un día fuera del estrés que supone Medellín. Otro lugar para visitar una vez que regresen a la ciudad es el Pueblito paisa puede ser una opción para cerrar el día y mirar la parte de la ciudad desde ahí, la plaza de Cisneros también puede resultar atractiva y si toman un camión intermunicipal Guatapé les puede ser atractivo pues aparte de la represa, la iglesia que sobresale desde el embalse también pueden tomar un tour que les hablara sobre la obra y milagro de Pablo Escobar… No puedo esperar a que hagan el equivalente por el Chapo acá. Santa Fe de Antioquia también puede ser una opción, pero es un pueblo pequeño que no les tomara más de medio día visitar.

 

 Mi tour lo cerré en Cartagena, una ciudad tan diversa pero tan familiar o al menos para mí. Es una ciudad con mucha historia, mucha vida y mucho para ver, tanto que mejor no les digo nada para no arruinar la sorpresa, solo les puedo decir que es de lo más lindo que vi en Colombia. Cerca de Cartagena esta la también ciudad costera de Santa Marta, pero la verdadera razón por la que recomiendo Santa Marta es por la proximidad con el Parque Nacional Natural Tayrona, en donde lo mejor es acampar y pasar por lo menos una noche porque es bastante genial y sus playas son cosa de envidiar para aquellos que dicen que nuestro querido México tiene las mejores y pues ya encarrilado el ratón, tal vez quieran llegar a Barranquilla, no les puedo decir cuán lejos está porque no fui, pero hasta donde supe se hacían alrededor de 2 o 3 horas.

 

 

¿Y entonces qué aprendí de mi viaje a Colombia? Bueno, para empezar que es una nación con una cultura parecida a la mexicana, una economía que sin ser boyante no tiene nada que envidiar del supuesto desarrollo de México, también tienen en común con nosotros los problemas de corrupción que nosotros, problemas de población y medio ambientales, incluso un poco más Colombia pues debido al cambio climático hay varias partes en las que no ha llovido en mucho tiempo a pesar de ser la época de lluvias. Es una nación con las mismas ambiciones que México, pero aún no sabemos cómo llegar a ellas, un país con gente de lo más cálida y amable que jamás antes eh cruzado en mi camino, siempre con una sonrisa para mostrar y dispuestos a ayudar, la chica con la que viajaba pensaba que nosotros como mexicanos somos amables, pero los colombianos en verdad que se esmeran en ayudarte, están en su propia liga al respecto, es un país al que sin duda regresaría, no solo porque me faltaron varias partes y lugares para visitar, sino porque en realidad vale mucho la pena visitar.

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Para cerrar. Para moverse entre ciudades y esto depende de su tiempo, es más recomendable volar, porque de las pocas cosas que no me gustaron de Colombia es la manera en la que manejan, uno podría pensar que nosotros somos salvajes al volante, pero allá en verdad que están locos, además los vuelos no son nada caros, pero ya que Viva Colombia es hermana de Viva Aerobús, pues ya saben la clase de aviones y atención que recibirán. También está la opción de viajar en autobús, pero si escogen esta última es recomendable tomar el autobús nocturno y que sea un bus grande, igual pueden regatear un poco los precios en la taquilla. En Bogotá especial cuidado deben tener de sus pertenencias si toman el Transmilenio, especialmente en horas pico y sí, al igual que nuestro Metrobús solo pueden acceder a este servicio con una tarjeta que cuesta el equivalente a tres pesos mexicanos. Hostales hay de sobra y para todo tipo de presupuesto y por lo menos en los que yo estuve, fueron todos excelsos.

 

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