La Antártica bate récord de calor; la ONU acusa a empresarios y políticos de aferrarse a modelos obsoletos

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La Organización Meteorológica Mundial (OMM), basándose en los registros del Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, informó que el extremo norte de la península Antártica batió ayer su récord de calor al alcanzar los 18,3ºC, superando los 17,5ºC alcanzados el 24 marzo de 2015.

La OMM destacó que la comprobación de este registro en la Antártida es importante ya que ayuda a construir un escenario del tiempo y el clima “en una de las últimas fronteras de la Tierra" y que, al igual que el Ártico, está escasamente estudiada en cuanto a observaciones y pronósticos meteorológicos, “pese a que ambos juegan un papel importante en el control de las pautas climáticas y oceánicas y en el aumento del nivel del mar”.

Sin embargo, especificó que “el récord de la región antártica, es decir, en toda el área al sur de los 60 grados de latitud sur, es de 19,8ºC y se tomó en la Isla Signy en enero de 1982”.

Durante los últimos 50 años, la península Antártica (el extremo noroeste cerca de Sudamérica) es una de las regiones del planeta que se está calentando más rápido, con un aumento de casi 3°C, provocando que la cantidad de hielo derretida se multiplicara por seis entre 1979 y 2017.

La OMM explicó que la Antártida cuenta con una extensión de 14 millones de km2 (aproximadamente el doble del tamaño de Australia), es fría, ventosa y seca. Su temperatura media anual oscila entre los -10°C en la costa antártica y -60°C en las partes más elevadas del interior. Su inmensa capa de hielo tiene hasta 4,8 km de espesor y contiene el 90% del agua dulce del mundo, suficiente para elevar el nivel del mar unos 60 metros si se derritiera.

Del mismo modo, alertó que durante el pasado medio siglo cerca del 87% de los glaciares de la costa oeste de la península Antártica han retrocedido, la mayoría de ellos mediante un proceso acelerado en los últimos 12 años.

A modo de ejemplo, destacó que las imágenes satelitales demuestran que las dos grietas del glaciar Isla Pine, vistas por primera vez a principios de 2019, han crecido rápidamente en los últimos días hasta alcanzar aproximadamente una extensión de 20 km de longitud.

Este glaciar está considerado como una de las principales arterias de hielo de la Antártida Occidental.

LO PEOR ESTÁ POR VENIR SI NO SE ACTÚA YA

Tan solo en diciembre se dio a conocer durante la vigesimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP25, que se celebra en Madrid que la Declaración sobre el Estado del Clima Mundial confirmaba lo que en septiembre señalaba el informe Unidos por la Ciencia: el año 2019 pone punto final a una década marcada por registros de calor excepcionales, por el retroceso de los hielos y por subidas del nivel del mar sin precedentes a nivel mundial, cambios exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero fruto de la actividad humana.

Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar. Ese gas permanece en la atmósfera durante siglos, y en los océanos durante períodos todavía más prolongados, de modo que perpetúa el cambio climático.

También se ha constatado que, desde 1993, cuando se empezaron las mediciones satelitales, la subida del nivel del mar se ha acelerado a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.

El océano hace las veces de amortiguador al absorber calor y dióxido de carbono, pero ello acarrea graves consecuencias. El calor acumulado en las aguas oceánicas ha alcanzado niveles sin precedentes y se han producido olas de calor marinas generalizadas. La acidez del agua del mar ha aumentado un 26% desde el inicio de la era industrial. Como resultado, ecosistemas marinos de vital importancia se están degradando.El valor mínimo de extensión diaria del hielo marino en el Ártico de septiembre de 2019 fue el segundo más bajo desde que se tienen registros satelitales, y en el mes de octubre también se establecieron récords de extensión mínima. Por su parte, en la Antártida, las extensiones de hielo registraron valores mínimos sin precedentes en algunos meses de 2019.

Los efectos del cambio climático se manifiestan a diario en forma de fenómenos meteorológicos extremos y anómalos.

Las olas de calor y las inundaciones que solían producirse una vez cada 100 años son cada vez más frecuentes. Los efectos de ciclones tropicales de una intensidad devastadora se sienten desde las Bahamas hasta el Japón, pasando por Mozambique, y los incendios forestales arrasan grandes zonas del Ártico y Australia”, declaró Taalas. Y, sin embargo, no es nada comparado con lo que puede llegar a ser.

Todo apunta a un aumento de la temperatura de más de 3 °C de aquí a finales de siglo.

Si no adoptamos medidas urgentes para combatir el cambio climático ahora, todo apunta a un aumento de la temperatura de más de 3 °C de aquí a finales de siglo, y sus consecuencias para el bienestar de la humanidad serán todavía más perjudiciales”, afirma el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas.

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En este momento, estamos muy lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París sobre cambio climático de mantener la temperatura media de la tierra por debajo de los 2 grados centígrados.

La variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos son algunos de los principales factores que explican el reciente aumento del hambre en el mundo y una de las causas principales de crisis graves. Tras una década de reducción constante, el hambre experimenta un repunte, dado que en 2018 la padecieron más de 820 millones de personas.

HAMBRUNA Y DESPLAZAMIENTOS: GRAVES  CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Una de las principales consecuencias del cambio climático es que la configuración de las precipitaciones es más irregular. Ello pone en peligro el rendimiento de las cosechas y, si además se tiene en cuenta el crecimiento demográfico, en el futuro los países vulnerables deberán afrontar considerables desafíos para velar" por garantizar el acceso a la comida, afirma el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial.

En 26 de los 33 países afectados por crisis alimentarias en 2018, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron —junto con las perturbaciones económicas y las situaciones de conflicto— aspectos que agravaron la coyuntura imperante. En 12 de esos 26 países, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron los principales factores causantes de la situación de crisis.

Entre enero y junio de 2019, se registraron más de diez millones de nuevos desplazamientos internos, y siete millones fueron debidos a fenómenos climáticos peligrosos, como el ciclón Idai en el sureste de África, el ciclón Fani en Asia Meridional, el huracán Dorian en el Caribe y las inundaciones en la República Islámica del Irán, Filipinas y Etiopía. Esos episodios generaron entre la población apremiantes necesidades humanitarias y de protección.

Si no se aumentan drásticamente las protecciones ambientales se producirán millones de muertes prematuras a mediados de siglo en ciudades y regiones de Asia, Oriente Medio y África, advierte el informe emblemático anual de ONU Medio Ambiente.

Esto se debe a que, por ejemplo, la resistencia antimicrobiana se convertirá en una de las principales causas de muerte debido a la contaminación de los cuerpos de agua, y los disruptores endocrinos, productos químicos que alteran el equilibrio hormonal de los humanos, afectarán la fertilidad masculina y femenina, así como el desarrollo neurológico infantil.

El estudio, realizado por un equipo de 250 científicos y expertos de más de 70 países y publicado donde la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, asegura que el mundo tiene a su disposición la ciencia, la tecnología y las finanzas necesarias para encaminarse hacia el desarrollo sostenible, pero aún falta un mayor esfuerzo de líderes públicos, empresariales y políticos que se “aferran a modelos obsoletos de producción y desarrollo”.

TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE REVERTILO

ONU Medio Ambiente recalcó que el mundo no está en camino de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ni para 2030 ni para 2050, y se necesitan medidas urgentes ya que también se encuentran en peligro las metas del Acuerdo del París, y el progreso podría ser revertido.

Una de ellas es fomentar dietas con menos carne, y reducir el desperdicio de comida. Actualmente el 33% de los alimentos del mundo se desperdicia, y el 56% se genera en los países desarrollados. Si esto no cambia, será necesario aumentar la producción de alimentos en 50% para satisfacer la demanda de entre 9000 y 10.000 millones de habitantes del planeta en 2050.

Otra medida es invertir estratégicamente en las áreas rurales para reducir la migración, y tomar ventaja de la creciente urbanización para aumentar el bienestar de los ciudadanos y disminuir su huella ambiental a través de mejores prácticas de gobernanza, planificación de uso de la tierra e infraestructura verde.

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Asimismo, hay que frenar la marea de 8 millones de plástico que llegan a los océanos anualmente, un problema que aunque ha recibido atención mundial, aún no cuenta con un acuerdo global para abordarlo.

 

 

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