¿Cuántas veces al día sufres por el Efecto Zeigarnik?

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Bluma Zeigárnik, una joven rusa pasaba sus ratos entre café y café, cuando un detalle llamó su atención: la estudiante se percató de que los meseros podían recordar a la perfección los pedidos pendientes, sin embargo, esa información parecía desaparecer una vez que la cuenta era pagada.

Para satisfacer su curiosidad y a manera de estudio, la psicóloga citó a un grupo de personas de entre 18 y 22 años en su laboratorio, a quienes les pidió que realizaran manualidades así como actividades mentales.

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Bluma descubrió que aquellos participantes que habían sido interrumpidos antes de que pudieran terminar con las actividades, recordaron el doble de tareas que tenían que hacer, a diferencia de aquellas que las habían finalizado sin perturbaciones.

Así es como en el año de 1927 nació el conocido Efecto Zeigarnik, gracias al cual se inmortalizó el nombre de la joven en los libros de psicología.

“El olvido y la memoria no son más que infieles convivientes”, diría Paulo Neo.

Este recordatorio constante que nos envía nuestro cerebro sobre aquellas experiencias no concluidas, sólo acaba cuando completamos las tareas o damos cierre a las situaciones.

Sin embargo, cuando estamos bajo este efecto, desviamos nuestra atención de otras actividades, lo que nos genera tensión, ansiedad, bloqueo mental, culpabilidad y por lo tanto improductividad.

La percepción juega un importante papel para ayudarnos o anclarnos.

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El Triángulo de Kanizsa es una ilusión óptica, es decir, algo que sólo existe en nuestra imaginación pero que lo percibimos como real porque nuestro cerebro está programado para organizar elementos.


En la figura de arriba percibimos que existe un triángulo blanco en el centro, aunque éste no haya sido dibujado. Las formas abiertas nos invitan a cerrarlas. Por eso, en el caso de las situaciones en las que sentimos que no hubo un “cierre de ciclo”, estaríamos incluso predispuestos a repetirlas para satisfacer esta necesidad.

En el libro “Pegado a los Juegos: Cómo los videojuegos nos atraen y nos retienen hechizados” (2011), Scott Rigby y Richard Ryan ahondan en las necesidades psicológicas que los jugadores experimentan al cumplir pequeñas tareas para ganar misiones sin cierre, pues éste solo llega cuando se termina el videojuego.

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Por lo que para evitar el Efecto Zeigarnik los expertos recomiendan prescindir de hacer varias cosas a la vez (multitasking), pues eso resta atención y produce ansiedad. Mientras que en lo referente a las experiencias, la terapeuta familiar Cristina Stecca señala en su libro Cerrando Ciclos Vitales, que “cerrar un ciclo significa detenerse, evaluar, reconocer la influencia del pasado, identificar los patrones y las tendencias que no nos sirven, rescatar lo que sirve, y cambiar la perspectiva de nosotros y de los demás, de los hechos y de las situaciones.”

¿Qué situaciones o tareas inconclusas te anclan o generan estrés?

 

 

*REGIÓN MX® #92

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