Por: María T. Trujillo
Un muro nos hace toparnos con nuestros peores demonios, el México que depende de un país, a pesar de tener la red más amplia de negocios internacionales. Lo cual se suma a la opinión pública sobre la corrupción y las instituciones, que afecta el ánimo social y la economía.
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De acuerdo al Informe de Transparencia Internacional “Percepciones de la Corrupción 2016”, México pasó del lugar 95 en 2015 al 123 en 2016 con una calificación de 30 sobre 100 puntos, donde 0 equivale a una percepción de altos niveles de corrupción y 100 es la menor percepción de corrupción. Asimismo el Reporte Global de Competitividad 2015-2016 señala que la corrupción es el factor más problemático para hacer negocios en nuestro país. Si bien hubo grandes avances en la eficiencia de los mercados financieros, donde subimos 17 lugares; son moderados en lo respectivo a los recursos destinados a la innovación, la infraestructura y la sofisticación de los negocios. Siendo los factores que más le pegan a nuestro país la poca confianza en las instituciones públicas y privadas, la eficiencia del mercado laboral, así como la capacitación en la educación superior; factores que necesitan acciones concretas para afrontar los retos de la agenda global, pues nos encontramos en el lugar 57 de competitividad, por debajo de Chile (35), Costa Rica (52) y Panamá (50).
Esta falta de legitimidad hace infructífera cualquier política pública. Haciendo impostergable que la comunicación ciudadanía-gobierno mejore. La sociedad no quiere sentir que la dejan sola con los sacrificios; busca soluciones efectivas y no considerar que hay un aislamiento por parte de la clase política, pues a muchos se les olvida que en este tema la forma es fondo.
¿Qué hace a este momento distinto?
Actualmente nos enfrentamos a un vecino bajo un régimen hostil que actúa buscando el spotlight; que gobierna a través de Twitter y responde con amenazas que cumple sin detenerse a analizar las consecuencias; un presidente cuya estabilidad mental y emocional han sido cuestionadas, calificado como un “narcisista maligno” por el psicoterapeuta John D. Gartner de la Universidad Johns Hopkins.
Trump cree que es un excelente negociador. Se quiere imponer al vecino estratégico que tiene, rico en recursos, en capital humano, con alto valor comercial y sobre todo un aliado en materia de seguridad.
Ningún país nos va a salvar, ni deberían. La agenda de cada presidente es la de velar por los intereses de su nación y a pesar de todo EEUU sigue siendo el país más poderoso del mundo, lo cual no va a cambiar en el futuro inmediato y los otros países lo tienen bien claro; Canadá e Israel son un ejemplo de esto.
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Transformando la inconformidad en cambios
Para tener el país que anhelamos, aquel que nos inspire, que esté preparado para negociar en una buena posición con los gigantes asiáticos y que tome el liderazgo del bloque Latinoamericano por el que se está pugnando, debemos ir en el mismo barco. La propuesta va hacia la sociedad y es esta:
Empatía. Es la cualidad de entender los sentimientos, pensamientos y actitudes del otro. Es más sensato pensar “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar” y no “a mí no me va a pasar”. La empatía genera unión.
Organización. La protesta sin organización está condenada a la derrota. Las asociaciones donde se discutan los objetivos a perseguir y que cuenten con estructuras funcionales que tomen acuerdos colectivos son primordiales. Esta complicidad inicia en las calles y crece en los barrios y colonias. La pluralidad fomenta la discusión y los objetivos en común enriquecen las estrategias. Es necesario acercarse a las asociaciones vecinales, renovarlas y participar. La tecnología nos permite hacerlo sin estar físicamente en las juntas, a través de grupos y video conferencias. Una de las asociaciones vecinales más importantes de la entidad fue la de Colonos de Ciudad Satélite, quienes se opusieron a un puente elevado, el paso del metro, los cambios de uso de suelo, la entrada de transporte colectivo y otras medidas que lograron detener gracias al poder que tenían, sin importar qué color gobernara. Hoy en día las asociaciones vecinales se hacen viejas y con ellas se pierde el poder de la comunidad.
Informarse. Debemos de estar enterados de lo que pasa en nuestra comunidad y tomar las mejores decisiones. De acuerdo al estudio “Evaluación de la información: la piedra angular del razonamiento cívico en línea” (Stanford; 2016), el 82 por ciento de los estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad, no distinguen las noticias falsas de las verdaderas. El ejercicio de razonamiento sobre una noticia no debe de quedar supeditado a los hechos que nos gustaría sucedieran o a una fotografía impactante. Comencemos por comprobar la veracidad del medio. ¿Existía previamente al “suceso del momento”? ¿Su contenido original es producto de entrevistas, investigación, experiencia de los articulistas o de dónde salió?
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Propuestas. Hay que tener una postura y plantear alternativas, es decir, una opinión que genere solución. Comúnmente se dice que no hay que hablar de temas como religión, política y futbol. Todo lo contrario, si tienes argumentos podrás tener un intercambio de ideas que enriquezcan tu opinión y quien sabe, tal vez descubras información relevante. Hablar de los temas que nos atañen como ciudadanos es bueno, lo malo es no respetar la opinión ajena y ser incapaces de llegar a acuerdos.
Actúa. Ya sabes qué pasa en tu barrio, estado, país y en el mundo. Ahora es momento de tomar parte de la acción. Puedes ser patrocinador o voluntario en una asociación; estas siempre están en búsqueda de una mano amiga. Por lo que si tus actividades consumen todo tu tiempo y tu bolsillo no da para la causa pero tu corazón realmente quiere hacer algo, publica un tuit, manda correos electrónicos y firma peticiones digitales. Estas acciones han probado tener impacto en la toma de decisiones de distintos líderes. Un ejemplo reciente es la petición realizada a través de una plataforma digital para que el cuerpo de una de las afectadas durante el tiroteo en el Blue Parrot de Playa del Carmen, fuera trasladado a la CDMX y que los gastos corrieran por cuenta del gobierno, lo cual se logró con éxito. ¿Cuál sería tu solución a la problemática que consideras primordial de tu comunidad? ¿Qué medio crees es el ideal para que tu petición sea escuchada y que más gente se una a tu causa?
Exige. Conocer nuestros derechos y obligaciones es primordial. El cumplir con nuestras obligaciones y entender nuestros derechos nos empodera. Las instituciones fueron creadas para el beneficio del ciudadano; acércate a ellas y exige su correcto proceder.
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Existe un despertar ciudadano sin precedentes y hay que aprovecharlo. El mundo nos abre un sinfín de posibilidades y debemos estar preparados para entrar al ruedo y salir adelante.
*Este artículo fue publicado en la revista impresa #84